Hoy te cuento un cuento, para hacerte olvidar de todo, para que seas feliz.

Soñemos un rato.. ¿Queres?  
Imaginemos que no existen los problemas que hoy nos complican. Vamos a encaminarnos en una autopista, es de noche y hace frío. Estuvimos un tiempo perdidos, no encontrábamos a donde queríamos ir, pero nos volvimos a encaminar. Nos volvimos a encontrar. Es entonces, que vos y yo llegamos a la mitad de lo que creemos es el camino, quizás sea el destino! Quién sabe? Pero la pregunta en realidad sería, a quién le importa? Al fin al cabo son nuestras vidas. Tal es así, que el auto en donde estábamos se para.. Para que mentir, vos lo paras. Bajamos del auto, hay una densa niebla que no nos deja ver mas allá de donde estamos. No podemos ver que hay del otro lado del camino, al rededor está oscuro, corre el viento.. Aumenta el frío y me abrazas. Y es entonces nos ponemos a charlar, juntos, siempre juntos. Nos reímos de cosas sin sentido, del pasado que ambos transitamos. De las cosas malas que nos pasaron y de todos los desencuentros que vivimos.. Del porqué de las cosas, y es ahí, entre esos "porqué" es cuando nos quedamos en silencio. Es un silencio que parece que no va a terminar mas, pero que para la buena suerte de los dos termina, pensamos en las posibilidades que tenemos ahí, solos, en el medio de la nada. En primer lugar, me decís que esperemos un rato, capaz que la niebla sola se disipa y volvemos a ver el camino, pero yo te digo que no tenemos tiempo, no podemos pasarnos la vida así, siempre esperando las cosas sin ir a buscarlas nosotros mismos.. La otra opción que vos me planteas, es quedarnos, volver a casa. Porque tenes miedo, miedo de lo que podría haber más allá de la autopista.. Y ahí vuelvo yo a levantarte, a no dejarte caer en eso. Por miedo a errar vas a dejar de intentar? Aparte, tengo otras opciones que quizás te interesen. Me escuchas, en silencio. Con voz media dormida, te digo que podríamos ir despacio.. Mirando cuidadosamente todo, cuidando cada paso que damos. Para no lastimarnos nosotros, ni lastimar ni cambiar nada de nuestro al rededor. Pero a vos eso no te convence, me parece que nunca te convenció mucho todo lo que te decía.. Y como no me canso de querer verte reír, volver a ser el mismo que eras, sonriendo y siendo feliz (si disimulabas, lo hacías tan bien). Te propongo una última opción, apretar el acelerador, a fondo. Y vos te sorprendes, nunca creíste que pudiera salir algo así de mi. Sabías de esa fama de loca, un poco histérica y bipolar que me gané, pero seguías con tus dudas, esas que te acompañaron siempre. Y no me quejo, al fin y al cabo soy igual. Y bueno, volviendo al caso, te digo que aprietes el acelerador y que de ahí se desprendían otras dos opciones. Volves a sorprenderte, al fin y al cabo algo tan sencillo se te complica otra vez, volves a bajonearte. Queres algo simple, que no requiera pensar mucho, tomar decisiones rápidas siempre fue tu fuerte. Te la simplifico, detesto verte mal. O chocamos contra una pared, grande grande, un mural enorme.. O encontramos lo que nos queda de camino. Es cuestión de intentar, no te parece? Sonreís, aunque algo confundido.. Y asentís con la cabeza, sospecho que es porque no sabes que decirme, volves a abrazarme, con esos abrazos que son solamente tuyos, esos abrazos que vos solamente sabes darme y que ambos sabemos que es algo que nos puede. Subimos del auto, y.. y..
Sonó mi despertador, creo que fue un sueño.. si, esos sueños que sentís vivirlos. Y vuelvo a la rutina, vuelvo a cruzarte y yo vuelvo a ser la que era, al fin y al cabo.. seguimos en la nuestra.