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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Miércoles.

Escribir en primera persona no significa escribir sobre mi.

Se que no te gusta esto del amor de madrugada, pero es el único momento en que soy 100% libre para decir con máxima franqueza lo que siento. 
Veni. Sentate un ratito conmigo y hablemos.
Me gusta jugar a hacerle creer a todo el mundo que estoy en un momento de paz. Que me concentro en lo que me gusta, que soy tan libre como me lo permito. Que dejé atrás los fantasmas de fallos pasados. No puedo. No soy capaz de de dar ningún paso sin antes analizarlo mil veces. Miento si te digo que no pienso en vos antes de dormir y, cuando despierto, también. Que creo (muy inútilmente), que alguna de todas esas palabras que salen de vos es, efectivamente, para mi.
Tengo miedo, mucho.
Pase de una rutina compartida con alguien que no me ayudaba a volar, a ver mucha figurita repetida que, con falsa amabilidad, me invita a pasar el rato con dudosa expectativa. Me cansa tener la mente a mil todo el tiempo.
Tengo mil dudas y cada día que pasa se incrementan más y más. Sin embargo basta verte ahí,  parado, esperandome. Esperando qué? Si ni vos sabes. Pero estas ahí y eso me alcanza para encontrar la paz y cargarme de energía para lo que quede de semana.
Podré tener muchos quilombos, responsabilidades, nada de tiempo y muchas cosas por hacer, pero quisiera jugar a ser luz y eternidad, paz y confianza para una sola persona. Creo sabes para quien.

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