Páginas

Mis cartas llegaron a:

domingo, 27 de noviembre de 2016

Miedos del siglo XXI.

Mientras escribo, suena esto.

-Mi cabeza esta poblada de nubes, pero bastan tus ojos sobre los míos para dispersarlas.
Yo tengo los problemas de cualquier veinteañera y, posiblemente, algunos más.
Había pasado mi vida pensando que todo era pasajero y que tenía que intentar muchas cosas porque, total, no tenía nada que perder. Y eso me permitió (dejarme) vivir varias atrocidades. Un par de excesos, más inconsistencias, mucha más gente de mierda. Caminaba porque si y con el alma vapuleada, porque los círculos viciosos de amores tóxicos habían distorsionado la imagen que tenía de mi misma. Y cuando apareciste, más que feliz me sentí en calma, tranquila.
En mis momentos más poéticos, me gusta creer que tanto daño pasado había existido solo por el simple hecho de dimensionar todo el amor que siento. Que merezco. Porque, al fin y al cabo, con vos comparto la felicidad que tanto creo merecer.
Estas sentado, mirándome.
Miras hacia adelante sin saber que tenes enfrente ni porque te limita.
El mundo sigue siendo el mismo, pero tenes miedo. No importa que te digas, que te digan, como te quieran consolar. El sol llega sin que te des cuenta.
-Por ahora, la felicidad va a estar acompañada por el inmensurable miedo de que toda bonanza acaba derrapando en mi mente, de que toda paz se ve sacudida por un velo de ansiedad que suele arruinar casi todo o, por lo menos, sacarme momentáneamente del eje.
Me preguntaste por qué me gustan los girasoles. Son bastante inteligentes, ¿no?. Buscan luz, calidez. Saben que les hace bien y, simplemente, se mueven hasta encontrarlo. Y a vos, que viviste bajo varios huracanes, no te vendría mal hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario