Voy a intentar mejorar cada día, voy a regalar más abrazos. Voy a viajar por el mundo.
Voy a quedar sumisa ante el delicado segundo antes del caos. Esa gota de lluvia previa a la tormenta. Estuve jugando con fuego, y había llegado el momento de decidir; si quemarme o dejarlo morir. Ese era el problema. A todos nos gusta un poco de fuego, pero los extremos nunca funcionan. Estaba parada frente al punto que siempre había temido: elegir. Iba tanteando a la vida, viendo hasta dónde podía llegar sin caerme. ¿Cómo hacer para mantener el equilibrio, la cordura? Imposible. El fuego me consumió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario