Magia para mi.

Quizás el problema radique en deslumbrarme por pequeñas normalidades, sin querer ahondar en que las celebro como grandes hazañas.
Quizás el problema está en asumir que por mucho tiempo, me rodee de las personas equivocadas, que convirtió la más mínima señal de amabilidad en magia para mi.
Me fui metiendo, muy lentamente, en un mundo de vínculos unilaterales en donde sólo era una empleada. Me metí a mi misma en una caja de rutinas sofocantes, me hice creer que el dar absolutamente todo de mi instantáneamente me haría acreedora de, por lo menos, la mitad de tu amor.
La monotonía arrastraba los pies, esperando el próximo reproche o el próximo adiós. Me acostumbré a vivir en cierta oscuridad, pero sintiéndola cómoda, sintiendo que así es como debería de ser. Quizá por eso me maravillo cuando sos normal.
Hoy, otra vez, comparto con el insomnio la almohada. Kilos de dudas me rondan la cabeza, que penetran como alfileres todo el cuerpo. Preguntas de todos los colores que aletean en la noche.
Porque, para mi, sos como la luz que entra por la rendija de la ventana...