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domingo, 2 de octubre de 2016

La inconformidad y las relaciones humanas.

Música. Lluvia. Escribir. Café.

El miedo a que salga todo bien.
Yo no se si eso del karma existirá o si es una mentira más para forzarnos a obrar bien con el otro. Creo que aún no entiendo la magnitud de la noche oscura que superé y, por eso, ahora no puedo disfrutar del día.
No es que sienta que no lo merezco. Creo firmemente en que cada ser humano merece experimentar lo que se siente ser extremadamente feliz por lo menos una vez, por lo menos por un rato. Y no hablo de sonreír sin ningún motivo aparente o de reírse muy fuerte a carcajadas.
Hablo de cerrar los ojos y no desear nada porque nada te hace falta. Hablo de encontrarte un día rodeado de muchas almas que te aman y se dejan amar. Yo hablo de ser muy consciente de lo que se tiene, de tirarse una tarde en el pasto a mirar el cielo y sentirse inundado de paz y luz.
Yo siento todo eso. Hoy. Hace un mes.
En vez de disfrutar me freno (con que necesidad!?). Me atraviesan como flechas las dudas, el miedo, la angustia, la ansiedad y también la emoción de lo que vivo.
Las personas no estan preparadas para que todo les salga bien aunque esten destinadas a eso. Por lo menos, yo no. Me siento rara y es esta inconformidad la que me vuelve presa de mis pensamientos.
Tengo que aceptar que es ahora y es el momento. Hay que entregarse a la vorágine que es la vida que, al fin y al cabo, esta hecha de eso, momentos.
No va a ser mi último momento feliz, incluso dudo que sea el primero. Pero si de algo estoy segura es que es la primera vez que dura tanto.
Me voy a limitar a agradecer el milagro de la existencia de quienes me hacen sentir plena.

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