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Mis cartas llegaron a:

martes, 13 de diciembre de 2016

Lo entendí cuando estaba cayendo.

El corazón oprimido. La angustia en el pecho. La mente tan roja que quema. Lo necesitaba, más que un capricho era un deseo. El deseo de, que de alguna manera, todo eso que sentía se viera resguardado y reafirmado detrás de un porqué.
Con el sol muriéndose en sus ojos, lo sintió. Fue cargándose de coraje y cuando estuvo en el umbral no supo que decir. Sabía con que respuesta iba a encontrase pero no quería verlo.. La realidad volvió a golpearla, estaba atravesándole el cuerpo como una fina espada.
La mente tan roja que quema.
Transcurrió la noche con las dudas raspando lentamente su piel con todos sus porqués, estantes llenos de cuestionamientos, la lluvia aterrizando en sus ojos lista para despegar en la mañana siguiente.
No va a parar hasta que de el primer paso, que es aceptar, es asumir que su problema no esta en la mente, sino en el corazón.


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