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Mis cartas llegaron a:

domingo, 1 de enero de 2017

Un día después de vos, crucé los dedos.

Un año que llega y otro que se va. Aunque solo sea un cambio de fecha, irremediablemente uno no puede escapar de los balances, o, mínimo re-ver donde esta parado y más importante aún, hacia donde quiere ir.
Esta última semana sólo pensé en una sola persona, y es a quién me gustaría dedicarle esta entrada que, por cierto, re-escribí 3 veces.
Graciosamente, se que no vas a leerlo ni aunque esto llegara a tus manos. Nunca te gustó leerme. Nunca te gustó que escribiera. Sin embargo, esto me va ayudar a aflojar un poquito el nudo en el pecho.
Desde que saliste tan.. alborotadamente? De mi vida, pasaron muchas cosas, todas marcadas por algo. La inseguridad que me dejaste. Esto sin duda lo descubrí hace poco, seguramente hubiese obrado de otra manera sabiéndolo.
De repente, tienen explicación los ataques de pánico, que aparecen cada vez que quiero dar mi opinión. Cada vez que quiero demostrar mi inconformidad o incomodidad con situaciones, con personas, con opiniones, con planteos.
Me quedé llena de miedo. A quedarme sola, por ejemplo. A perder relaciones, gente.. Miedo a emprender cosas nuevas.
Ahora, dudo de todo. Ahora analizo mil veces cada paso a dar, no vaya a ser que me quede sola, como decías. No sea que se enojen conmigo.
Ahora me falta el aire cuando digo lo que pienso. Por si se ríen. Por si se enojan. Por si me dejan.
Y aunque me cueste horrores, aunque lo sufra y me cueste mucho todos los días, desde este click, intento volver a ser yo.
Me prometí a mi misma nunca más ser así de vulnerable.
Ahora se que puedo arriesgarme, que a mi alrededor tengo familia y amigos que jamás van a dejar que me sienta sola. Que la felicidad no esta al lado de alguien.
También tengo que agradecerte. Me enseñaste todo lo que NUNCA MÁS voy a dejar que me hagan. Que cambiar esta en uno y no por alguien. Que no puedo ponerme en el papel de salvadora de nadie. Y gracias, también, por haberme hecho escuchar los redondos.

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